¿Qué es la autolesión? También llamada automutilación, la automutilación consiste en una actividad que produce un daño físico en el que es la misma persona que lo hace la que lo recibe, es decir: alguien que se lastima a sí mismo(a). Pero ¿Cómo se da la automutilación? Esta se percibe desde antes de que ocurra, llega por medios como pensamientos y deseos intrusivos sobre hacerse daño, los cuales por más horrible que vaya a sonar, son como antojos, y los antojos son algo que requiere fuerza de voluntad para ignorar, en ello radica la dificultad de ignorar estos pensamientos y deseos una vez que pasan a ser un impulso latente.
Para entender la automutilación es necesario ir más allá de cómo ocurre y entender el porqué: la automutilación es una actividad que como cualquier otra ocurre debido a una motivación, es aquí donde radica la complejidad de entenderla, ya que con lo diversas que pueden ser las motivaciones, más larga es la lista de los posibles porqués de este fenómeno. Tomando en cuenta lo anterior es posible deducir, que no vamos a hablar de la misma automutilación de alguien que sufre de una adicción que la de alguien que perdió a un ser querido.
Para entenderlo mejor supongamos que tenemos un coche y tenemos que ir a un lugar en él, pero no avanza, ¿Qué podemos hacer? Comencemos por identificar el problema: El problema es que el coche no arranca, si solo con esta información procedemos a aplicar una solución como pasarle batería o ponerle gasolina estaríamos tratando de resolver el problema por un método de prueba y error ya que desconocemos la causa del problema, por lo tanto no va a ser lo mismo si le pasamos batería al coche a si le ponemos gasolina, si bien ambas acciones pueden resolverlo, cabe la posibilidad de que perdamos el tiempo tratando de pasarle batería a un coche que no tiene ningún problema con su batería, o por el contrario poniéndole combustible a un coche que ya tiene el tanque lleno.
Por lo tanto, antes de tratar de aplicar una solución a un problema, deberíamos de intentar identificar la causa principal de ese problema, su raíz, y en base a esto aplicar la solución que corresponda. Lo mismo aplica para el problema de la automutilación, si aplicamos una solución sin conocer el problema estaríamos arriesgando la efectividad de la misma al someterla al fenómeno de la suerte, es decir, te arriesgas a que lo que sea que hagas tal vez funcione, o tal vez no.
¿Y qué pasaría en el caso hipotético de que no funcione? Volvamos al ejemplo del coche, supongamos que le pasamos batería al coche, pero este ya tenía, después de fallar con la batería pasamos a tratar de ponerle gasolina, pero tampoco funciona porque el tanque ya estaba lleno, y así seguimos una y otra vez aplicando todas las soluciones mecánicas que se nos vayan ocurriendo para hacer que el carro avance, ¿Cómo crees que te sentirías después de tantos fracasos consecutivos?
Para empezar habría sido un desperdicio total de tiempo, esfuerzo (y posiblemente dinero) el tratar de arreglar el coche sin siquiera saber cuál era su problema, tal vez ya se te hizo demasiado tarde para ir al lugar al que tenías que llegar, tal vez hasta descompusiste tu coche más de lo que ya de por sí estaba. Sentirías cosas como frustración, agotamiento, estrés, tristeza y enojo.
Incluso podríamos atrevernos a decir que el hecho de tratar de resolver un problema por método de prueba y error, así como el lidiar con los errores que impliquen puede tener las mismas consecuencias antes mencionadas a nivel psicológico. Es en el deseo de evitar tales consecuencias en el que radica la importancia de identificar la causa del problema desde el principio en vez de aplicar el arriesgado método de prueba y error.
Personalmente sé cómo se siente el impulso de querer hacerte daño a ti misma, creía que mis problemas de aquel entonces eran demasiados y no veía una solución existente para ellos, estaba llena de tristeza y autoodio y por alguna motivación que no comprendía me quería cortar.
Ya perdí la cuenta de cuántas veces me puse unas tijeras en la muñeca y traté de lastimarme, pero no me puedo quejar, hoy puedo decir que soy afortunada porque esos intentos de autodestrucción ya quedaron atrás para mí, porque sólo me quedé en intento y nunca fui capaz de cortarme, y porque ahora soy capaz de entender mejor lo que me pasó como para escribir sobre eso.
Yo intenté el método de prueba y error, traté de hacer todo lo que se me iba ocurriendo para lidiar con mi ansiedad y depresión en la que quería lastimarme, desde aguantarme y esperar a que pasara como si fuera a desaparecer sólo con cerrar los ojos y dejar de ver el problema, hasta hacer un duro proceso de introspección en un intento de descubrir qué estaba mal conmigo. Lo hacía pensando que algún día todo pasaría, que dejaría de intentar hacerme daño para siempre, pero no fue así, pues más adelante me encontraba en el mismo agujero de la depresión volviéndolo a intentar, los intentos de la automutilación llegaron a ser mi círculo vicioso.
Al menos ahora sé que sólo lo intentaba porque las voces en mi cabeza me decían que lo hiciera, y una vez que identifiqué la causa de mi problema (7 años más tarde), comencé a tomar una medicina que hace que ya no escuche nada, y ahora que ya no hay voces para decirme que me haga daño, ya dejé de intentarlo.
Te preguntarás ¿Por qué me tomó 7 años solucionarlo? Bueno, tal vez sonará tonto, pero las voces me amenazaron con no decirle nada a nadie, y les tuve el miedo suficiente para quedarme callada; y la única ocasión en la que busqué ayuda no la recibí porque esa persona dijo que no necesitaba nada y que estaba bien (y de nuevo tontamente, no se la pedí a nadie más).
Te cuento esto porque no quiero que seas como yo, no quiero que busques sin éxito mil maneras de dejar de tener intentos de automutilación o frenar la automutilación que ya inició, durante tantos años hasta que te des cuenta de que la solución era tan simple y pudiste haberte librado de todo mucho antes de haber hecho las cosas de diferente manera. Quiero que te olvides del método de prueba y error con el que estás tratando, encuentres la causa principal de tu autodestructivo problema, y entonces lo resuelvas de una vez.
Claro, ya sé que es más fácil decir las cosas que hacerlas, así que intentaré dejarte con algunos consejos más prácticos sobre cómo hacerlo: Primero trata de buscar la respuesta en ti y en lo que te rodea, ¿El carro no avanza por causas que están dentro del carro, o por factores externos al carro, o por ambas? Sé que anteriormente te dije que culpar a los problemas que me rodeaban y tratar de encontrar la falla en mí de forma introspectiva no me dio resultado, así que ¿Por qué te sugeriría algo que no funciona?
Porque sólo funciona si lo haces bien, y no porque yo lo hiciera mal significa que tú también lo harás mal. Analízate a profundidad a ti y a tus circunstancias, pero no te quedes en los simples sentimientos de impotencia y autocompasión cuando empieces a encontrar posibles causas a tu problema sin siquiera haber identificado aún la causa principal de todo.
Sentirte impotente significa que no te crees capaz de superar lo que sea que te esté afligiendo, sientes que no eres suficiente, que algo te falta, y es cuando puedes caer en el error de la autocompasión, que es cuando comienzas a pensar que si ciertas cosas fueran diferentes de algún modo podrías resolver el problema, pero como no lo es, pobre de ti.
Si esperabas que me compadeciera de ti por el infierno por el que estás pasando que te hace tratar de automutilarte o automutilarte, temo que te voy a decepcionar, pues yo no estoy aquí para decirte cuánto lamento tu situación, yo estoy aquí para decirte que dejes de quejarte y de lamentarte por problemas que según tú no tienen solución, te levantes y lo arregles para que puedas ser feliz.
Si piensas en varias causas posibles para tu problema, y varias soluciones posibles y te pones a hacer las cosas conforme se te vayan ocurriendo, sólo estás aplicando el método de prueba y error, así que retrocede y vuelve a la identificación de la causa principal, es un simple porqué, una simple motivación, así es cómo sabrás que la encontraste.
Y ya sé lo que estás pensando: “¿Crees que si supiera cuál es la causa de mi problema no lo hubiera resuelto ya en vez de andar aquí leyendo esto?” Bueno, si por algún motivo sigues sin encontrarla, no te rindas e inténtalo de nuevo, lo que me lleva a mi siguiente consejo: Pide ayuda si no puedes solo(a), a veces lo que se necesita para resolver algo es otro punto de vista que vea cosas que nosotros no vemos, además, no es el fin del mundo si lo haces.
Sé que ahora mismo están pasando mil millones de razones por tu cabeza para no pedir ayuda, pues déjame decirte desde el punto de vista de una persona que necesitaba ayuda psiquiátrica a los catorce años y la empezó a recibir a los veintiuno como la procrastinadora que soy, que todo lo que estás pensando no son más que excusas.
No hay excusa en este mundo que valga más que la posibilidad de que alguien te ayude, y tal vez te pase lo que a mí me pasó, cuando mi papá se rio en mi cara y dijo: “Tú no necesitas nada, tú estás bien”, ¿Sabes qué le diría a mi yo de quince años que se fue con la cabeza baja y no volvió a pedir ayuda por años? Le diría: Deja de avergonzarte por ser una humana con problemas como cualquiera y necesitar ayuda, levántate y molesta a todas las personas a las que tengas que molestar hasta que alguien te quiera ayudar, porque de que alguien te ayuda, alguien te ayuda, no hay forma de que absolutamente todos decidan no ayudarte, vas a encontrar a alguien a quien le importes lo suficiente.
Y una vez que pediste ayuda a alguien, y ese alguien accedió a ayudarte, explícale tu impulso de hacerte daño a ti mismo(a), dile las cosas que quieres hacerte, que posiblemente intentas o te has hecho, y pídele ayuda para encontrar la causa principal de eso y resolverlo de raíz.
Voy a ser sincera contigo, independientemente de si pides ayuda o no, tal vez puedas resolver tu problema, en los siete años que escuché voces que me decían que me cortara logré no cortarme sin ayuda de nadie, ¿Resolví el problema de raíz? No, este siguió volviendo de manera intermitente como mis episodios de ansiedad y depresión, pero evité sangrar.
Al final del día es sólo tu decisión si vas a pedir ayuda o no para este problema que tú tienes, o si lo vas a resolver tú solo(a), lo único que te diré, es que el problema se tiene que resolver, no puedes seguir con pensamientos intrusivos e impulsos de hacerte daño, ni puedes seguirte lastimando a ti mismo(a) si ya lo empezaste a hacer, pues el hacerlo no va a cambiar nada para bien, eso no hará que ninguno de tus problemas se resuelvan, no curará ningún sentimiento como la tristeza, la ira, o el odio, ni siquiera bastará para expresarlos, y mucho menos te quitará la ansiedad o la depresión, nunca bastará para saciar el vacío, tal vez lo único que quieres es ser feliz, o de plano desaparecer para ya no sentir porque lo único que sientes es dolor, bueno, pues si lo haces por eso, sólo obtendrás decepción.
Antes te dije que no me compadecería de ti por el infierno que estás viviendo, bueno, eso lo dije porque cuando tú te autocompadeces, te sientes incapaz e insuficiente para resolver tus problemas, y yo no creo que lo seas, yo creo que a ti no te falta nada para arreglarlos, creo firmemente que eres una maravillosa, hermosa y perfecta creación de ser humano que merece todo lo bueno en este mundo, no mereces la automutilación, las cortadas ni la sangre (aunque posiblemente no lo creas así), tú mereces ser vivir, ser feliz, tú mereces amor, así que ¿Por qué no te amas a ti mismo(a) para empezar y dejas de cargar con esas tijeras con las que te lastimas?