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¿Cómo ayudar a un suicida?

¿Por qué los suicidas no piden ayuda? La censura de un suicida

Iré directo al punto y simplemente lo diré: la fotografía de arriba está horrible, y siento de antemano que la hayas tenido que ver, pero era necesaria para explicar lo que ocurre detrás del deseo suicida, y las motivaciones para no pedir ayuda en momentos donde se tienen ganas de hacer cosas tan horribles como estas.

Comenzaré por describir lo que hay en la imagen: primero hay un trapo verde sobre el piso, el cual está en mal estado, tiene manchas de pintura, y hasta le falta un pedazo; luego está un brazo apoyado sobre el trapo, hay pintura roja encima, principalmente en la muñeca, esta también chorreó un poco sobre el trapo y el piso; hay unas tijeras naranjas formando una cruz sobre la muñeca, estas también están manchadas de pintura; hay un pequeño frasco de pintura roja abierto, tirado a lado del brazo, y en el extremo opuesto está su tapa; y finalmente hay una iluminación que indica que la foto fue tomada en la penumbra.

Continuemos con un análisis de los signos: comenzando por el trapo, no es lo mismo que se hubiera colocado un trapo limpio y entero al manchado y roto como este que se colocó, el hecho de que sea un trapo viejo representa desgaste, el cual hace alusión a lo desgastada que se siente la persona; la pintura roja derramada encima de la muñeca representa la sangre; sabemos que es sangre por las tijeras encima de esta, que están abiertas como si se acabaran de utilizar, estas además son de un naranja cálido, tan cálido como la promesa de dejar de sufrir, forman además una cruz sobre la zona que cortaron; y la presencia del frasco abierto de la pintura y de su tapa indican que la sangre representada no es real, es solo pintura, además de hablar de una persona tan melancólica que ni siquiera se molestó en retirar el frasco vacío para tomar la foto; la iluminación oscura indica una sensación de desesperanza y de vacío. Toda la imagen en sí representa un suicidio.

Es bastante obvio que la imagen habla del suicidio, pero ¿por qué analizarla? Está es una fotografía tomada por mí hace tan solo unos días, no entraré en detalles sobre porqué me sentía así, y simplemente me limitaré a decir que me sentía muy mal, tomé las tijeras una mañana queriéndome cortar, queriéndome morir, pero no pude dejar de temblar así que hice lo único que se me ocurrió en los siguientes tres segundos, que fue realizar esta composición impulsivamente, tomar una foto y publicarla.

Aquello es raro de mí, porque suelo ser de la clase de persona que se guarda las cosas y no dice nada por vergüenza y para no preocupar a nadie, pero ese día ya no me importaba mi dignidad, ni nada más, así que sólo lo hice. Miré la imagen del suicidio que imaginaba cometer y me puse a llorar, no me gustaba el color rojo sobre mi piel, tampoco me gustaba la idea de estar muerta. Contuve mis impulsos autodestructivos y traté de hacer mis actividades como normalmente hacía, al día siguiente a esa hora ya estaba tranquila y ni siquiera recordaba porqué me quería morir horas antes.

Pero no me pondré a hablar de mis cambios de ánimo o de mis episodios depresivos, prefiero hablar sobre lo qué pasó después con la foto. La publiqué en Instagram y en Facebook simultáneamente, no sé cuánto tiempo estuvo en esta última, pero el día después de subirla casi a las seis de la tarde me percaté de que se tardaban mucho en llegar las notificaciones de Messenger, de hecho parecían simples mensajes enviados al celular, lo intenté varias veces pero no me permitía abrirlos, así que entré a Facebook a ver qué pasaba y lo primero que vi fue un mensaje que decía que mi publicación había sido eliminada por infringir las normas de la comunidad, lo que me hizo pensar: <<ah, bueno, al parecer no puedo decir que me quiero morir>>

Minutos después, tras reiniciar mi sesión firmar las políticas de la plataforma finalmente pude abrir Messenger y llegar tarde a mis compromisos porque me habían censurado, claro que esa era una explicación que no podía darle a nadie. Hasta el momento la publicación no ha sido eliminada todavía de mi Instagram, y aunque pensé en eliminarla cuando se me pasó mi episodio depresivo, decidí dejarla, creo que el no tratar de ocultar algo que sentí es negar mi propia auto censura.

Y hablando de la censura, este es un fenómeno en el que me quedé pensando después del incidente de la foto. Comprendo que las redes sociales tienen ciertas políticas si bien la mayoría de las personas no las leemos, o si lo hacemos las olvidamos, nos guste o no las aceptamos con el simple hecho de usar determinada red social.

En el caso de Facebook, esta está programada para rechazar cualquier contenido que haga alusión a la automutilación o al suicidio, supongo que lo hace porque no quieren que se promuevan este tipo de conductas autodestructivas, lo cual entiendo perfectamente y estoy de acuerdo con la idea. Lo que me resulta curioso es que parece que está programada para censurar indiscriminadamente del contenido, es decir: no está programada para tomar en cuenta los contextos de los contenidos publicados.

La fotografía la titulé: “Mi deseo suicida”, lo cual indica que ese deseo era solo mío y de nadie más, en ningún momento estaba planteándolo como un ejemplo a seguir, hubiera sido muy diferente que el título rezara algo como “Córtate” o “Suicídate”, el espectador de la fotografía no se veía involucrado en ningún momento, ni a partir de la imagen ni a partir del texto escrito.

Quiero aclarar que no escribo esto para quejarme, pues comprendo que infringí las normas de Facebook y fue esa la razón de que me censuraran, no tengo interés en tratar de mantener publicada la foto ni nada por el estilo, solo lo digo porque la programación de la plataforma tiene su propio contexto, y yo por mí parte también tengo el mío.

Creo que es obvio que cuando me sentí tan mal como para tomar una foto cómo esa sobre lo que quería hacer, no estaba en mis cinco sentidos, no podía razonar adecuadamente, así que es lógico pensar que lo último que se me iba a ocurrir era la posibilidad de que se me censurara por ello.

Esta censura me lleva a pensar en cómo tenemos una censura general hacia el suicidio como sociedad, hacemos de este tema un tabú, y es precisamente esta actitud la que conlleva a los mismos suicidas a no solo ser censurados por lo que sienten, sino a censurarse también a sí mismos, y por ende no pedir ayuda cuando la necesitan.

Por poner un ejemplo: no es igual de sencillo decir a la hora de la comida: “¿Me pasas la sal?”, que pedir ayuda porque te quieres suicidar. Cuando decimos “¿Me pasas la sal?”, a pesar de que admitimos que no la alcanzamos nosotros mismos y que necesitamos de alguien más, no lo vemos como motivo de vergüenza, o como que estamos molestando al otro; ni siquiera esperamos un “no” como respuesta, debido a que el pasar la sal en la mesa, o cualquier otra cosa cuando alguien te lo pide, se considera educación básica, no es algo a lo que se acostumbre responder negativamente para que la otra persona alcance la sal por sí misma, ni mucho menos agredirla por no alcanzarla; sin embargo, no pasa lo mismo con el tema del suicidio.

No consideramos como “educación básica”, el ayudar a alguien cuando pide ayuda por quererse suicidar, ni tampoco el no burlarse o agredir de alguna manera a la persona que está pidiendo ayuda por eso, es por esta cuestión (además de la falta de conocimiento sobre el tema, que no es algo que todos saben del mismo modo en el que saben pasar un salero), que existe la posibilidad de obtener un “no” como respuesta.

Y podríamos pensar que si una persona no te ayuda, simplemente se lo pides a alguien más, sin embargo, para un suicida no es tan fácil como preguntar entre tus compañeros de clase quién entendió la lección para que le la explique, no, para un suicida pedir ayuda es aceptar su vulnerabilidad, su incapacidad para ayudarse a sí mismo o a sí misma, arriesgarse a un “no” como respuesta e incluso a agresiones por admitir que quiere dejar de vivir, lo que produce una gran ansiedad. Además de que cuando un suicida a pesar de estos obstáculos pide ayuda, si recibe una respuesta negativa esto le afectará al punto de que tal vez se predisponga a no volver a pedir ayuda para no recibir ese mismo trato de nuevo.

Si como sociedad ya de por sí tenemos una visión estereotípica de los suicidas, y a eso le sumamos el que no consideramos educación básica ayudarlos cuando lo piden, e incluso nos sentimos con el derecho de atacarlos por cómo se sienten, lo único que estamos haciendo es contribuir a una cultura visual de censurar a los suicidas y motivarlos a ellos mismos a que se auto censuren.

Las redes sociales son simples plataformas que siguen una programación y no comprenden de contextos, pero nosotros somos seres humanos, la única programación que tenemos es la de nuestra cultura visual sobre los suicidas, es decir: la forma en la que los vemos, con todos nuestros prejuicios y estereotipos, sin embargo, no todo está perdido, está cultura visual se puede cambiar con pequeñas acciones, y es mucho más fácil y factible que esperar a que una plataforma como Facebook cambie sus políticas.

Nosotros como humanos, en comparación a una simple plataforma, deberíamos de ser capaces de actuar de una mejor manera ante alguien que se siente mal y quiere suicidarse, una plataforma podrá decirle al suicida que está mal que comparte contenido donde solo dice que quiere morir, pero el resto de la sociedad no tendríamos porqué reaccionar de la misma manera. Nosotros debemos y somos capaces de ser mejores y actuar en contra de la censura de los suicidas.

Así que he aquí un poco de educación básica si alguien te dice que se quiere suicidar e incluso te pide ayuda por eso: Tienes que ser consciente de que esa persona está haciendo un gran esfuerzo en pedirte ayuda, si no tienes tiempo para ella, probablemente no buscará a alguien más que sí lo tenga, así que deberías ayudarle igual que si te estuviera pidiendo un salero en la mesa; no le insultes, no le hagas sentir mal, aunque no sepas mucho sobre el suicidio, simplemente trata de entender sus situación y por qué se siente así para que le puedas ayudar a resolverlo, pero sobre todo haz que se sienta bien abriéndose contigo, porque mientras más confianza sienta en decir lo que siente y no auto censurarse, más posibilidades tendrás de entenderle, y por ende de ayudarle.

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¿Cómo sobrevivir a tus emociones y sentimientos?

Tengo cambios fuertes de ánimo

El estado anímico consiste en cómo se encuentra una persona emocionalmente, son condiciones naturales que nos ocurren a todos por el simple hecho de ser humanos, sin embargo las transiciones entre emoción y emoción pueden causar confusión cuando se trata emociones completamente distintas entre sí, ya que ¿Cómo pasamos de la felicidad a una ansiedad o depresión profundas? Si hablamos de la frecuencia ¿Cómo es posible que estas transiciones tengan lugar de forma tan espontánea y sucediendo demasiadas veces? y si es la intensidad a lo que nos referimos ¿Cómo un simple estado anímico puede causar tanto dolor y autodestrucción.

Las transiciones, frecuencia e intensidad de cada estado anímico pueden implicar un inmenso cansancio, desgaste emocional y frustración, haciendo que cada vez sean más difíciles de soportar. Y creo que es en este panorama donde nos preguntamos ¿Por qué? ¿Por qué a mí? Sin embargo, ahora que pienso en mis cambios de ánimo, incluso si apenas me molestaron hace unas horas, es cuando me pregunto: ¿Realmente importa saberlo?

Nuestro cerebro tiende a categorizar las cosas y asignarle un nombre a todo, porque esa es nuestra forma de comprensión, sin embargo ¿Qué sucede cuando aquello que se desea nombrar es tan confuso que no parece tener un nombre? ¿Nos llevará a algo un vano intento de auto diagnosticarnos?

Pongámoslo con un ejemplo: cuando sufrimos de una depresión, queremos saber por qué nos sentimos así, pues creemos que en la respuesta yace nuestra posibilidad de sanación, lo cual tiene sentido, ya que vivimos en una sociedad cuyo conocimiento se basa fuertemente en lo dice la ciencia, estamos acostumbrados a enfermarnos e ir a un doctor para que nos diga qué tenemos y nos recete medicamentos para sentirnos mejor. Con la depresión queremos la misma dinámica, salvo que comúnmente sin la variable del doctor experto, pues nos da miedo compartir lo que nos sucede con alguien más, es entonces cuando decidimos suplantar el lugar del doctor.

¿Y qué pasa cuando somos nuestro propio doctor o doctora? Lo único que tenemos a nuestra disposición es la introspección para encontrar la razón de nuestro malestar, un malestar que sentimos que sabemos cuál es, pues tenemos una idea del mismo al ser capaces de enlistar todos los síntomas que tenemos, pero seguimos sin saber cuál es al final, porque no tenemos una etiqueta para el mismo.

Con lo anterior me gustaría señalar lo frustrante que puede resultar la lucha por auto diagnosticarnos por medio de la introspección con el fin de sanarnos, ya que sinceramente puede que funcione o puede que no, la primera depresión que tuve me la curé yo sola mucho antes de poder auto diagnosticarme, fui incapaz de asignarme una etiqueta, y sin embargo resultó que no la necesité después de todo.

Entonces, volviendo a los cambios de ánimo, tal vez no importa el porqué de estos, tal vez no necesitamos un auto diagnóstico o etiqueta para los mismos, lo que me recuerda a un verso de una canción llamada Happy hurts de Icon for Hire: “There’s a lot of us you know ill and un-diagnosed, but I don’t need a piece of paper to tell me what I already know” (Hay muchos como nosotros ¿sabes? enfermos y sin diagnosticar, pero no necesito un pedazo de papel para que me diga lo que yo ya sé).

De hecho tal vez los cambios de ánimo son algo igual de problemático y confuso como el objeto para los estudios visuales, los estudios visuales son un análisis de una cultura visual, la cual engloba las formas de ver las cosas de una sociedad, básicamente una visión que se tiene en torno a algo. Lo curioso de los estudios visuales es que son interdisciplinarios, por lo que pueden abordarse desde múltiples perspectivas, lo que complejiza definir ese algo, ese objeto del cual se trata de analizar la visión que se tiene de él. En palabras de Mieke Bal: “Sí, ciertamente, el dominio del objeto, no es obvio, sí este debe de ser <<creado>>, quizás después de haberlo destruido primero…”

Destruir se refiere a desarmar el objeto viéndolo desde todas las diferentes perspectivas, en donde no se puede definir nada en particular, y crear se refiere al momento en el que se arma al objeto después de esto, la visión resultante de todo el análisis, que se ve como creación por ser una visión diferente debido a cómo se llegó a esta.

Supongamos que vamos a estudiar visualmente a nuestros cambios de ánimo (algo así como una variante del estudio visual ya que es solo nuestra visión, no una visión de la sociedad), el objeto de estudio no serían dichos cambios, sino lo que naturalmente nos interesa descifrar: el porqué de ellos, una etiqueta para nuestra condición, nuestro auto-diagnóstico para tratarnos, en este caso la definición del objeto de un estudio visual aplica perfectamente porque queremos descubrir algo que no es obvio.

Y es aquí cuando vuelvo a preguntarme ¿Vale la pena? ¿Importa saber porqué? ¿Necesitamos esa etiqueta? Y creo que mi respuesta es no. Lo que acabo de explicar sobre los estudios visuales es solo una analogía para comprobar lo difícil que puede ser auto diagnosticarnos, y realmente creo que una persona que sufre cambios fuertes de ánimo o simplemente se encuentra en un estado anímico duro de soportar no merece pasar por tantas complicaciones, ya bastante difícil es tener cambios de ánimo o un estado anímico lamentable como para que se obsesione con ponerle una etiqueta a su condición.

Creo que las personas merecen más que eso, y el auto tratarse anímicamente es algo que no necesariamente requiere de un diagnóstico, se puede tratar con pequeñas acciones que sirvan como medicinas. Así que he llegado a una receta más sencilla: No empeñarse en auto diagnosticar la condición que causa estos cambios de ánimo; concentrarse más en los síntomas y las molestias que se tiene en los mismos; en los momentos de lucidez encontrar actividades apropiadas para cada cambio de ánimo; cuando ocurran estos fuertes cambios de ánimo hacer esas actividades decididas previamente; recordar que todos los estados anímicos, transiciones de estos y sus intensidades son naturales porque somos humanos y por ende hay que evitar sentimientos de culpa por ellos; e incluso si nos llegamos a auto diagnosticar en algún momento, saber que está bien, y no por eso valemos menos como personas.

La clave para aprender a vivir con cambios fuertes de ánimo consiste en quererse incondicionalmente y cuidarse a pesar de todo, y sí, sé que es mucho más fácil decirlo que hacerlo, pero la realidad es que si se intenta con pequeños cambios poco a poco se obtiene una mejoría, los cambios de ánimo nunca se van a ir, somos humanos y nos acompañarán por el resto de nuestra vida, pero lo que sí podemos hacer es controlarlos, y si se trabaja en eso poco a poco dejarán de ser tan intensos y con tanta frecuencia, se puede quitar el adjetivo fuertes del término “cambios de ánimo”, se puede dejar de lado el desgaste emocional y la frustración y realmente tener ganas de vivir otra vez, solo se necesita una mejor receta y realmente seguirla.

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¿Cómo sobrevivir a tus emociones y sentimientos?

¿Por qué escuchamos música triste estando tristes?

¿Alguna vez has escuchado que las emociones se relacionan con la música que escuchas? ¿Alguna vez has sentido algo que sólo se intensificó con una canción? ¿O escuchaste alguna canción que te hizo sentir algo en particular?

Pero ¿a qué se debe eso? La música, ese conjunto de ondas de sonido se manifiesta en formas de melodías, la cual es generada por uno o varios instrumentos, entre los cuales la voz puede o no ser parte de la canción. El instrumento de la voz viene a ser una variable en la música que cuando se integra en la canción mezcla el lenguaje musical con el lenguaje verbal, ambos lenguajes son susceptibles a nuestra sensibilidad e interpretación independientemente de nuestro entrenamiento musical, en palabras más simples: puedes o no saber de música y aun así entender una melodía aunque no incluya letra.

Quizás entendemos una canción de forma diferente a su artista original, y quizás culpemos a nuestra falta de conocimiento musical, lo cual no importa porque el artista está muerto (metafóricamente), ya que su visión de la obra no importa, solo importa la tuya, entonces si la canción según su artista es feliz pero para ti es triste, está bien, ya que es tu entendimiento.

Lo anterior nos lleva a la subjetividad de la música, y por ende de la sensibilidad misma, tu sensibilidad es subjetiva, por esto es que una sola canción (incluya o no incluya letra) puede hacer sentir de formas diferentes a las personas, y la sensibilidad de cada persona es completamente válida. Pero ahí no acaba la complejidad de la sensibilidad, la sensibilidad también puede variar dentro de un mismo sujeto, es decir: una misma canción puede hacerte sentir diferente dependiendo de la situación en la que estés.

Con ello se resuelve la cuestión de lo que pasa cuando escuchamos música triste estando tristes, no es igual a si estuviéramos alegres o con alguna otra emoción a flor de piel, cuando estamos tristes nuestra sensibilidad es distinta, y por lo tanto la música al ser triste también agrava ese sentimiento de tristeza.

Sin embargo continúa la pregunta ¿por qué escuchamos música triste estando tristes? Está claro que es un comportamiento negativo para nosotros, y posiblemente has tenido aprendizaje empírico que lo confirma. Intentaré explicarlo poniendo como ejemplo mi caso personal: hace años cuando pasé por una serie de episodios depresivos donde pensaba seriamente en suicidarme, mi primer impulso era aislarme, y por supuesto escuchar música, y sé que no me hacía sentir mejor escuchar canciones como Nota de suicidio de Porta, pero aun así la escuchaba casi todos los días. ¿Por qué alguien haría eso?

Creo haberlo descubierto, tiempo después, ya sintiéndome mejor recordé la canción y la volví a escuchar nuevamente, lo primero que noté fue que mi sensibilidad ya no era la misma, al ya no estar pensando en el suicidio el sentimiento de identificación había desaparecido. Cabe aclarar que no es mi intención citar esta canción para criticarla, sino para aprender de ella; como escritora considero que escribir es una terapia, pues muchas veces he escrito sobre problemas muy personales para desahogarme, entonces sé que si estás escribiendo una novela de ciencia ficción, e incluyes ciertas cosas para sanar a nivel personal, realmente funciona, y es esto mismo en lo que pensé al volver a escuchar la canción de Porta, que seguramente debió de haber sido una terapia para el artista cuando la hizo.

La razón para escuchar música triste estando tristes, es la misma por la que producimos arte estando tristes: la empatía. Cuando nuestra sensibilidad capta tristeza, nos pide consuelo, nos hace ser autocompasivos, entonces queremos ser personas con las cuales alguien empatice y nos consuele para no sentirnos solos, y lo encontramos en la música.

Sepamos o no de música nuestra sensibilidad entiende el lenguaje de una melodía sin letra, al igual que una que sí la tiene, surge entonces en sentimiento de identificación, es como si la canción y el artista detrás nos entendiera, como si fuera el individuo que empatiza con nosotros y nos consuela.

Tanto el artista de la canción triste se beneficia de producir la canción, como aquel que la escucha, al satisfacer ese deseo de empatía y un fugaz consuelo, y tampoco es algo malo, es algo completamente natural que todos hacemos en algún punto de nuestras vidas, yo escuché Nota de suicidio en un momento de mi vida donde me quería morir, pero no por eso me suicidé, así que ¿podemos decir que hay alguna desventaja de escuchar música triste?

Yo creo que solo una, aquella obviedad que todos sabemos: escuchar música triste estando tristes (a pesar del beneficio que conlleva), solo nos hace sentirnos más tristes. Pero no todo está perdido, no significa que estemos determinados a este hábito autodestructivo, existe una estrategia para oponerse al mismo.

Esta estrategia consiste en restructurar nuestro hábito de escuchar música triste. Aquí voy a plantear cuatro pasos, primero: regula la música triste que escuchas, no creo que la solución sea dejar de escuchar música triste, si es natural y quieres hacerlo por el factor de la empatía, adelante escúchala, pero controla el tiempo que inviertes en escuchar esa música, haz que ya no sea algo que escuches infinidad de veces en un solo día.

Segundo: realiza una búsqueda de nueva música que no sea completamente triste; con respecto a las líricas de las canciones tristes existen dos tipos de canciones: las canciones que son completamente tristes, esas que benefician a los artistas para que se desahoguen de sus malas experiencias, y que a ti sólo te da empatía; y las canciones que son parcialmente tristes, de modo que te dan empatía al principio y a parte un consejo o motivación para que te sientas mejor. En mi experiencia personal, creo que este último tipo de canciones tristes son las más beneficiosas de escuchar.

Mi banda favorita es Citizen soldier, la cual si bien cuenta con ambos tipos de canciones tristes, gran parte de sus obras encajan en este segundo tipo, un ejemplo de ello e la canción Would anyone care, esta es una canción dedicada a los suicidas que comienza empatizando con el oyente, diciendo todo lo que este siente:

Would anyone, would anyone cry if I finally stepped off of this ledge tonight?

Would anything change, would you all be just fine?

‘Cause I need a reason to not throw the fight, it just might save my life.

(¿A alguien le importaría? ¿Alguien lloraría si finalmente me resbalara de este borde esta noche?

¿Alguna cosa cambiaría? ¿todos simplemente estarían bien?

Porque necesito una razón para no tirar la batalla, esta tal vez salve mi vida).

Este verso expresa a la perfección la desesperación de una persona suicida, el cuestionamiento pesimista y melancólico de si algo cambiaría con su muerte, si sería extrañado por alguien, hasta el momento la canción solo te da empatía, te identificas, sientes que no eres la única o el único que se siente así, y eso te consuela un poco, pero no te da ninguna solución a tu problema, este verso no hace que dejes de querer morirte, y es a esto mismo a lo que me refiero cuando hablo de una canción completamente triste. Sin embargo más adelante la canción demuestra que en realidad es parcialmente triste:

Would anyone care, would anyone cry,

if you finally gave up and turned out the light,

the world would be changed, if you left it behind,

you can’t be replaced no, tonight is the night,

you take back your life.

(¿A alguien le importaría? ¿Alguien lloraría si finalmente te rindieras y apagaras la luz?

el mundo se vería afectado, si lo dejaras atrás,

no puedes ser reemplazado, no, esta es la noche,

regrésate tu vida).

Al ser una canción parcialmente triste, en realidad da una solución al problema, no solo entiende al suicida, sino que lo motiva a dejar de sentir ese deseo de muerte ofreciendo una solución al mismo. Esta canción de hecho, fue lo que me ayudó a no hacer nada estúpido el día en el que tuve el deseo suicida más fuerte de toda mi vida, por lo que el paso número dos aquí es que la próxima vez que te sientas mal, intentes buscar música que sea parcialmente triste, y que no solo te haga sentir identificado o identificada con la canción, sino que además te de algún consejo o motivación.

El tercer paso para restructurar tu hábito de escuchar música triste es que una vez que lograste escuchar más música parcialmente triste y no solo completamente triste, es que lo lleves al siguiente nivel, así que cuando te sientas mal busca directamente música alegre o motivacional, si lo sé pareciera un poco contradictorio, pero créeme que una vez que lograste lo anterior es realmente fácil hacer esto de vez en cuando, ya que te ayuda a reducir tu dependencia de escuchar música triste y te motiva a ser una persona activa, por lo que para este punto los episodios de ansiedad y depresión pueden ser mucho menos intensos o incluso ser eliminados desde que sientes que ya van a ocurrir.

Finalmente el cuarto paso consiste en moverte, no te quedes en la melancolía, deja de tirarte en la cama a no hacer nada en un cuarto oscuro con la única compañía de tu tristeza y una canción triste, empieza a hacer cosas aunque no sientas motivación por ellas y poco a poco sentirás esa motivación solo por hacerlas, busca hábitos sanos que te hagan feliz y no te estanques en la tristeza, sé capaz de moverte estando triste, con un mejor hábito de música triste. Escuchamos música triste estando tristes porque es natural, pero eso no nos impide aprender a programarnos para la felicidad a partir de esa música.

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Entendiendo sentimientos con garabatos

Las emociones y sentimientos son la manifestación de la sensibilidad humana, es algo natural, sin embargo, no por ser natural significa que somos conscientes de ello con la misma facilidad con la que somos conscientes de cuando tenemos hambre, pero ¿Por qué es tan difícil entendernos a nosotros mismos?

Volvamos a cuando éramos pequeños ¿Qué te decían cuando te enojabas o llorabas? Muy probablemente que no lo hicieras, quizás incluso era motivo de regaño, pero ¿Por qué? Simple, somos seres sensibles y empáticos a los que les disgusta ver a otros en estados emocionales que consideramos negativos, el problema es que nunca nos cuestionamos el impacto de reprimir tal sensibilidad, ni de si eso realmente nos aporta algo positivo a nuestras vidas. Javier Urra en su libro La Tripe E aborda la cuestión cuando dice:

La estabilidad emocional y el equilibrio en numerosas ocasiones, van de la mano. Cuando hablamos de estabilidad no significa que no haya problemas ni aspectos de la vida que nos perturben, no tiene que ver con no experimentar todo tipo de emociones. Una persona emocionalmente estable puede llorar de desesperación, reír a carcajadas, sentir miedo, enfadarse…

¿Qué podemos deducir de lo anterior? Que nos educan mal emocionalmente, nos dicen que no sintamos nuestras emociones y sentimientos, que está mal, por lo tanto terminamos en una actitud defensiva cuando llega una emoción o un sentimiento negativo y terminamos bloqueándolo, y al no permitirnos sentir, tampoco nos permitimos entender.

El presente texto no pretende quedarse sólo en una crítica sobre cómo aprendemos y manejamos nuestra sensibilidad, la intención es proponer una estrategia para reeducarnos y cambiar este mal hábito por medio de una práctica artística que puede hacer todo el mundo en cualquier parte con solo dos plumas de diferente color y una hoja de papel (si deseas puedes añadir más materiales como por ejemplo: marcadores, lápices de colores, pinturas, etc).

Dicha propuesta está inspirada en el libro Los usos de las imágenes de E. H. Gombrich, de su capítulo Los placeres del aburrimiento, el cual habla de cosas tales como la historia del arte, y el papel de los garabatos dentro de este mundo y la relación que tienen con la psicología humana como un medio de análisis (y no, usar los garabatos no es tan difícil como podrías estar pensando).

Los placeres del aburrimiento explica que el garabato es un medio de expresión que puede ser practicado por cualquier persona, Leonardo Da Vinci por ejemplo creía que era importante garabatear y descuidar la técnica algunas veces porque eso daba lugar a la expresividad, sin embargo, no necesitas ser un artista para garabatear. Garabatear es como una actividad de reemplazo, es decir las acciones que hacemos en momentos de tensión y nerviosismo, como jugar con las manos, o tener un tic, ya que hay una emoción reprimida que busca una salida.

En base a esta información yo propongo que uses el garabato como tu actividad de reemplazo, es decir: para sacar esas emociones y sentimientos que reprimes y combínalo con un ejercicio de dibujo ciego. La próxima vez que te sientas mal toma una sola pluma, cierra los ojos y apóyate sobre la hoja, deja que pase lo que tenga que pasar en el papel, aquí no importa la belleza, no importa que tan extraño pienses que podrá verse, tú no pienses en cómo se verá y sólo deja que fluya, si de algo sirve puedes minimizar la importancia de su aspecto pensando que de hecho la belleza es solo una categoría estética, no todo el arte es ni tiene que ser bello; y no hay un fin artístico en esta actividad, esto es algo solo para que tú te conozcas a ti mismo o a ti misma.

El garabato va a contarte lo que tú tienes problemas para sentir y reconocer y una vez que termines abre los ojos porque llegó la hora de analizar el garabato, así que observa el resultado ¿Qué figura o figuras ves en el este? ¿Parece un rostro, un animal, una cosa? Tal vez se te figura a algo pero tienes dudas por cómo se ve, bueno, no te cuestiones tanto, el resultado probablemente no se parecerá mucho a lo que representa y se verá muy abstracto, pero sigue representando eso, así que no lo pienses demasiado.

Examina tu papel, puedes rotarlo si así lo deseas y ver qué hay ahí, una vez que hayas identificado las figuras que encontraste, y ahora (ya con los ojos abiertos) usa tu segunda pluma de un color diferente a la que usaste primero para garabatear y completa el dibujo de esa figura o figuras que identificaste a partir de las líneas que ya están, las puedes extender un poco y agregar unas cuantas más.

Puedes dejar el garabato como está, o si deseas más materiales este es el momento de incluirlos (yo utilicé lápices de colores, pero puedes usar otro material si quieres), puede ayudarte a redefinir cada figura que identificaste en tu garabato si quedaron muy juntas o encimadas y son difíciles de ver (como en mi caso), o si simplemente quieres hacerlo. Después de todo, añadir otros materiales eligiendo colores espontáneamente podría tener un significado emocional para ti, y ayudarte a entender mejor tu garabato al final. Sin embargo, recuerda que este paso es opcional.

Llegó la hora de interpretar el garabato final, en Los placeres del aburrimiento se menciona que en el periódico London Evening Standard un grupo de psicólogos analizó los garabatos de la gente, pero tú también lo puedes hacer sin ser uno así que mira lo que obtuviste y pregúntate ¿Cómo te hace sentir? ¿Qué representa para ti? ¿Qué relación tiene con las cosas que te hacen sentir mal? ¿Cuáles son las cosas que te hacen sentir mal?

Ahora que ya te entiendes mejor a ti mismo o a ti misma puedes trabajar en aquello que descubriste para sentirte mejor, recuerda que la estabilidad radica en sentir y manejar lo que sientes, y que combinar un poco de dibujo ciego y garabato puede decirte más de lo que te imaginas.