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Poemas

Entre mi enfermedad y mi vida

Tengo una sensación muy extraña en mi cabeza,

hay unas arenas movedizas dentro de mí, que tambalean con fuerza,

pues se tragaron a un mounstro que intenta salir,

percibo cómo se estira para volver a la superficie mientras lucha por sobrevivir,

siento las vibraciones y el movimiento de la arena que no cesa de deslizarse,

siento el eco que precede al ruido del infierno que trata de soltarse.

 

Los síntomas por fin se fueron, como el dinero deja el bolsillo se fueron,

pero seguí montando guardia de noche, seguí aterrada a cada segundo que pudieran volver,

de que regresaran a acabar con lo que queda de mí, y con el homicidio que empezaron.

Un día me enamoro de mis pastillas y al otro día las quiero vomitar y lejos mantener,

la medicación noquea mis sentidos a golpes y patadas, y al mounstro mantiene encerrado,

me encuentro tan anestesiada, tan perdida que ya ni siento dolor o placer y no sé cómo lograrlo,

pero siento el áspero gruñir del mounstro a lo lejos, y sueño con que sea olvidado,

un día lo ahogué en la arena y envié al pasado, pero a veces pienso que merecía conservarlo.

 

¿Será que no sé ser feliz? ¿Será que soy siempre mi propia víctima? ¿Será que me gusta sufrir?

Creo que soy un robot con un botón de autodestrucción descompuesto,

soy un robot harto de su felicidad artificial, ¿Qué tal si esto ni siquiera es vivir?

A veces me quiero lastimar, a veces siento no merecer nada como el resto,

no vería el sol amanecer sin las pastillas, pero ser dependiente también me despedaza,

mi corazón y cerebro dan más miedo que la oscuridad, y el mounstro me amenaza,

pero si puedo morir en esta vida imperfecta, ¿Por qué no voy a vivir imperfectamente?

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