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Taller literario

¿Cómo hacer la adaptación de mi novela a un guión de cine?

Introducción:

En mi entrada anterior Cómo hacer la adaptación de mi obra literaria a un guión cinematográfico hablamos sobre los principios básicos de una adaptación, entendimos en qué consiste, qué es un guión, cuál es su estructura básica, y cómo podemos prepararnos mentalmente para pasar de ser novelistas a guionistas, y para la entrada de hoy te prometí compartirte de forma detallada y paso a paso cómo hacer el guión de tu novela, así que si eso te interesa sigue leyendo y adapta tu novela a guión.

Pasos para hacer el guión:

1) Parte del índice:

El primer paso para hacer un guión de cine adaptado en una novela es partir del índice de dicha novela. Copia tu índice en una hoja (ya sea en papel o digital) y escribe una sinopsis de cada uno de los capítulos, con una extensión aproximada de tres o cuatro líneas como máximo, en dicha sinopsis básicamente tienes que escribir qué es lo que pasa en ese capítulo, lo más importante, deja de lado los detalles innecesarios y procura incluir sólo la idea principal que necesitas para comunicar tu historia.

2) Selecciona la información y marca lo más importante:

Lee todos los resúmenes de tu índice como si fuera un solo texto, y haz otro resumen a partir del mismo, subraya la información más importante, para hacer esto tienes que desapegarte de tus sentimientos de modo que puedas decir de forma objetiva y práctica qué entra en el guión y qué se queda en el libro. Ponte en el lugar del espectador y trata de hacer la historia para un medio audiovisual, luego a partir de tu lectura vas a hacer lo siguiente:

3) Haz varias secciones de tu historia y establece tus tiempos:

Partiendo de tu último resumen puedes observar los acontecimientos descritos como si fuera una lista, una vez viéndolo de esa forma, junta el primer acontecimiento de la lista con el segundo, si quieres puedes hacerlo hasta el tercero o cuarto, puedes poner en el mismo grupo todos los que desees, siempre y cuando vayan enseguida del otro (no agrupes el primer acontecimiento de tu lista con el último acontecimiento de la misma).
Al hacer esto vas a lograr organizar el contenido para tu guión en varias secciones de modo que sea más fácil trabajarlo posteriormente. Lo siguiente que necesitarás hacer es decidir la extensión tanto del guión en general como de cada sección del mismo. Pregúntate: ¿Qué duración quiero que tenga la película? Puede ser una hora con cuarenta minutos, o dos horas y media (puedes considerar la duración de las películas que te gustan como referencia), tú eliges, pero asegúrate de que sea una duración justa de una película que tú cómo espectador estarías dispuesto a ver y que te gustaría.
Una vez que sepas la duración de la película sabrás la extensión del guión, cómo recordarás en mi entrada previa, te dije que en guiones una página equivale a un minuto en pantalla, por ejemplo, si quieres una película de una hora con cuarenta minutos serían cien páginas, o si la quieres de dos horas serían ciento veinte páginas.
¿Recuerdas que anteriormente te dije que vieras tu resumen cómo una lista y agruparas sus elementos? Bueno, ahora eso te va servir para el siguiente paso: Vas a repartir los minutos de la película entre todas tus secciones, si por ejemplo decidiste una película de una hora con cuarenta minutos eso significa que tienes cien minutos, por lo que vas a anotar cuántos minutos quieres destinar a cada sección de tu lista hasta que te los hayas acabado todos, es decir:
Vas a establecer un límite de páginas para adaptar cada una de las secciones para tu guión, esto te ayudará porque como novelista estás acostumbrado(a) a hacer libros tan largos cómo quieras, pero cómo guionista tienes el tiempo limitado porque estamos hablando de escribir una película, y una película no es demasiado larga.

Quizás te parezca una tarea imposible o extremadamente complicada, sin embargo, es más fácil de lo que parece, ya que sólo estableciendo límites de extensión para cada pequeña parte de tu guión es que vas a lograr estructurarlo para que cumplas con la duración apropiada, y además hagas un gran trabajo de adaptación, ya que teniendo un límite podrás concentrarte más en los detalles más importantes y asegurarte de que sean esos detalles los que comuniques.

4) Adapta tu novela a guión por sección:

Finalmente ha llegado la hora de escribir el guión, hasta el momento lo único que has hecho es analizar tu historia y planificar cómo adaptarla a un medio audiovisual, sin embargo, ahora que terminaste de planificar, ya puedes pasar de la teoría a la práctica. Escribe cada sección de tu guión y procura plasmar en cada una los detalles más importantes que determinaste durante la planeación.

5) Reagrupa tus tiempos:

Es normal que mientras escribas tu guión te pases de páginas y en consecuencia alguna de tu sección quede más larga de lo que habías contemplado inicialmente, no hay motivos para alarmarse cuando esto ocurra. Tienes dos opciones: Acortar esa sección del guión, ya sea modificando acciones de las escenas, o modificando los diálogos, de modo que den la misma cantidad de información pero con menos palabras, y por ende, menos páginas.
O puedes dejar esa sección con un exceso de páginas y proseguir con las demás secciones, pero haciendo las siguientes más cortas de modo que te sobren minutos que compensen los minutos de más en la sección que quedó larga. 

Ejemplo: Digamos que tu primera sección debía de ser de quince páginas, pero te salió de veinte, desafortunadamente es muy difícil reducirlo a cinco páginas menos porque pasan muchas cosas importantes en esa sección; en ese caso la puedes dejar así, y en otra sección corregirlo: Digamos que en la segunda o tercera sección planeaste una extensión de diez páginas, si logras que esa sección sea de cinco páginas en vez de diez, al final obtienes el mismo número de páginas, pero distribuidas de forma diferente.

Otros consejos:

1) Altera el orden y valor de los productos manteniendo el mismo resultado para respetar la duración y hacer la historia más atractiva audiovisualmente:

Todos hemos visto películas basadas en libros que nos gustan, ¿Notaste cómo hay algunas cosas que cambian en la película? A veces estos cambios ocurren por cuestiones de tiempo, por lo que toman una serie de acciones, las modifican levemente, e incluso alteran el orden de las mismas de modo que se cuente lo mismo pero en menos tiempo. Así que haz lo mismo, toma un fragmento que debas adaptar de tu libro y piensa en formas congruentes de modificarlo para que comunique lo mismo pero de forma más breve. Básicamente piensa en formas de reescribir la historia, pero procurando que hagas una nueva versión que a ti te guste y respete todo el trabajo previo que invertiste en escribir el libro en primer lugar.

2) Observa tu historia desde ángulos que no utilizaste a la hora de escribir tu novela para incorporar secciones de tu historia no contadas en tu novela, dentro del guión:

Hacer cambios no sólo implica modificar lo que ya está escrito, también puede implicar modificar aquello que no escribiste. Hay un truco muy sencillo para hacer esto: Ponte en el lugar de un lector, lee el libro y sé curioso, cuando hagas esto comenzarás a hacerte preguntas que como escritor no te habías hecho acerca de tu historia, lo que te facilitará escribir pequeñas partes de la historia que anteriormente no habían tenido importancia para ti, pero que ahora dentro de un guión pueden serte útiles.
Por ejemplo: Digamos que en tu historia el personaje B comienza a espiar de cerca al personaje A, en el libro contaste esto desde la perspectiva del personaje A, el cómo se sentía observado y perseguido, pero toda esa información la contaste con ayuda del narrador, quien le dice al lector todo lo que piensa y siente el personaje A.
Esta parte del libro quizás no sea un material interesante para que lo pases al guión ¿Por qué? Porque en un medio audiovisual la información rara vez se cuenta de forma esporádica a lo largo del filme con ayuda de un narrador, y a menos que sea un recurso que pretendas utilizar de forma constante a lo largo de toda la película y que realmente aporte a la misma positivamente, no te conviene usarlo.
En este caso lo que tendrías que hacer al escribir el guión es contar con secuencias de acciones todo lo que sucede en esa parte del libro, pero digamos que hay otro problema, y es que en el libro el personaje A no hace nada interesante, lo único interesante es lo que piensa y siente, pero eso ya lo dice el narrador (el cual establecimos que no te sirve en el guión), así que ¿Cómo transmites esa información de que el personaje B espía al personaje A sin que termine siendo aburrido?
Bueno, tal vez sea más emocionante si escribes en el guión una parte de la historia que no habías escrito en el libro, ¿Recuerdas que te dije que lo leyeras como lector y no como escritor? Bueno, si lo leíste como lector, viste todo desde la perspectiva del personaje A, y probablemente te surgió curiosidad sobre el personaje B ¿Quién es el personaje que espía al personaje A? ¿Por qué lo hace? ¿Dónde está? ¿Cómo lo hace?
Sólo intenta responder a estas preguntas y habrás adaptado un fragmento de tu libro escribiendo un lado de la historia que inicialmente habías ignorado, lo que la enriquecerá, además habrás logrado comunicar lo esencial: Personaje B espía al personaje A, pero en vez de hacerlo de forma aburrida mostrándole al espectador al personaje A haciendo absolutamente nada (lo cual ni siquiera comunica su sentimiento de persecución); lo habrás hecho mostrando una perspectiva más interesante y emocionante del personaje B, donde con ayuda de diálogos y/o acciones mostrarás la perspectiva de ese personaje dentro de la historia.

3) Mantén el guión fiel a tu novela:

Cuando haces modificaciones de un libro para meter su contenido dentro de un guión hay muchas cosas que podrían salir mal. ¿Recuerdas cuando viste esa película basada en un libro y odiaste lo que hicieron con la historia que tanto te gustaba? Bueno, ahora es tu turno de empatizar con el lector y el espectador para evitar hacer las cosas que a ti no te gustaría ver en una adaptación. Modifica la historia, pero no de forma tan brusca, trata de mantener las cosas esenciales, no alteres las personalidades de tus personajes, y sobre todo usa tu creatividad para hacer cambios que den una nueva perspectiva de la historia, pero manteniéndote fiel al libro original, piensa que el guión es una oportunidad para llevar tu historia a otro formato y enriquecerla, no para empeorarla, ni mucho menos arruinarla.

4) Piensa cómo comunicar la información de forma visual:

“La vista llega antes que las palabras” John Berger. La frase de este autor trata de decirnos que si bien, la comunicación tiene distintas formas (puede ser verbal o escrita, en el caso de aquello que se comunica con palabras; o bien utilizar como medio otros sentidos: vista, oído, tacto, olfato), es la vista el sentido más predominante en nuestra sociedad, pues nos comunicamos por medio de imágenes al punto de que es la imagen el primer medio de comunicación con el cual interactuamos.
La comunicación visual está llena de signos desde símbolos hasta íconos, si bien algunos requieren de un contexto para ser comprendidos, otros tienen una imagen que guarda una relación más estrecha con su significado, básicamente hay cosas que se comunican más explícitamente que otras. Por ejemplo, para poder absorber la información de un libro se necesita aprender a leer primero, a decodificar las letras y después las palabras y las oraciones; en cambio para poder absorber la información de una imagen no necesitas estudiar, sólo la lees, los seres humanos tenemos la capacidad innata para leer imágenes, si bien algunas veces necesitamos un poco de contexto porque en la comunicación visual también hay símbolos que necesitan ser decodificados, en la mayoría de las veces no necesitamos de mucho para poder leer una imagen. Se podría decir que aprendemos a leer imágenes antes que textos.
¿Sabes por qué más predomina la comunicación visual? Porque las imágenes tienen la capacidad de hacer alusión a otros sentidos de forma indirecta, pensemos en la experiencia en los museos, cuando vas siempre te dicen que no puedes tocar las pinturas, y sin embargo, en la pintura una textura de cualquier objeto, como un árbol por ejemplo, apela a tu sentido del tacto, ya que aunque no puedas tocar un árbol en ese momento, reactiva tu memoria para que sepas cómo se siente esa textura que estás observando.
A lo que quiero llegar es que puedes decir mucho con una imágen, sólo es cuestión de saber componerla, así que cuando describas a los personajes, las cosas, los lugares, las acciones, y todo lo que necesite de una descripción en general dentro de tu guión, piensa en cómo hacer una atmósfera que comunique aspectos específicos de tu historia.
Una forma de verlo es aprender a determinar cuándo usar diálogos y cuando usar imágenes, independientemente de si usas muchos diálogos en tu libro o no, una cosa es leer un libro y otra muy diferente ver una película, por lo general las películas deben de ser más dinámicas, con más acción y diálogos no tan extensos.
No te digo que no uses diálogos, obviamente habrá diálogos en tu guión, pero deberás decidir en qué momentos sustituirlos por imágenes, cuándo comunicar visualmente en vez de verbalmente. Puedes tomar como referencia las películas que has visto (no necesariamente tienen que ser adaptaciones), enfócate en las partes que no tienen ni un sólo diálogo, solo una imagen tras otra, una acción tras otra, pregúntate por qué están esas escenas y qué comunican, notarás que todo tiene una razón de estar en la pantalla, pues las imágenes contienen su propia composición y cuando se ponen una enseguida de la otra forman narrativas del mismo modo en el que las palabras forman oraciones. Eso es lo que tendrás que hacer tú: Crear una narrativa a partir de imágenes, plantear una atmósfera que transporte al espectador al universo de tu historia, comunicar algo visualmente, así que desarrolla las descripciones dentro de tu guión, planea tus escenas y escríbelas.

Conclusión:

Como ya lo sabes, escribir una novela no es fácil, pero ya lo hiciste, y ahora sólo te queda adaptarla a un guión, cosa que tampoco es fácil, pero es menos difícil de lo que fue para ti hacer tu historia en primer lugar, sólo piensa que es un cambio de formato, de novela a medio audiovisual, y una oportunidad para mostrar nuevas perspectivas de tu historia, enriquecerla y ampliar tu audiencia. Así que sólo escribe tu guión.

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¿Cómo alcanzar tus sueños?

¿Cómo dejar de ser un procrastinador?

¿Qué es la procrastinación?

¿Te consideras una persona procrastinadora? Todos tenemos miles de cosas que hacer en nuestro día a día, a veces nos sentimos demasiado abrumados por nuestras responsabilidades, pues vivimos una vida agitada en la que nos vemos obligados a alimentar al mounstro de nuestras responsabilidades, el cual siempre tiene hambre y nos persigue a donde quiera que vayamos, no tenemos más opción que alimentarlo día tras día, pero el problema es que cada vez que le damos algo de comer siempre vuelve por más, pues siempre que cumplimos con una responsabilidad u obligación viene otra a reemplazarla, y el hueco en el estómago de nuestro mounstro se mantiene, y antes de que nos demos cuenta nos está succionando hasta el alma. Pero hay días en los que simplemente dejamos de alimentarlo y lo dejamos con un hambre voraz, lo cual sólo es peor para nosotros. 

¿Te resulta familiar ese sentimiento? ¿El estar abrumado o abrumada? ¿El sentirte incapaz de terminar lo que tienes que hacer? A veces podemos confundir nuestra procrastinación, esa tendencia a aplazar las cosas y nunca terminarlas como un signo de flojera, falta de organización o disciplina, incompetencia, y sí, quizás a veces pecamos de alguna de esa cosas, pero ¿Nunca te has preguntado si esas son las únicas explicaciones posibles a ese mal hábito tuyo?

Miedos e inseguridades:

¿No será que la verdadera razón por la que no haces las cosas, no es porque no puedas, sino porque tienes miedo de hacerlas? Quizás de lo que estás pecando no es de ser una persona floja, desorganizada o indisciplinada, sino de tener baja autoestima o autoconfianza, tal vez tienes una percepción muy pobre de tu persona, lo que te lleva a dudar de tu capacidad para poder realizar determinadas cosas, puede que no tengas la suficiente confianza en ti para creer que puedes lograr tus objetivos. Todos estos problemas te llevan a tener múltiples inseguridades que no te permiten actuar de la forma en la que quisieras, y no hay que olvidar que las cosas no se hacen solas, y si no se actúa, no podemos conseguir nada, lo que nos sumerge cada vez más hondo en el mar de la frustración. 

El problema es que tienes miedo de lo que pasaría si no logras completar la tarea que tienes en mente, te preocupas por la posibilidad de terminar fracasando y en consecuencia, te paralizas. Si quieres saber cómo trabajar en tu autoestima y autoconfianza lee mis entradas: Tengo mala autoestima ¿Qué debería hacer? o ¿Cómo mejorar mi autoconfianza?

Falta de motivación y un mal estado anímico:

Otra posibilidad es que tengas otra clase de problemas que actúan como obstáculo entre tú y la acción que deseas realizar pero que has estado postergando, debes de saber que es normal que eso suceda, después de todo las acciones humanas son realizables gracias a la motivación y a un estado anímico que favorezca la productividad. 

¿A qué me refiero con esto? Déjame explicarlo con un ejemplo personal: A mí me gusta escribir historias de ciencia ficción, sin embargo, he tenido varios períodos de tiempo en los que no me fue posible escribir ni una sola palabra por meses, lo anterior se debió a dos factores: La motivación, y mi estado anímico. 

Veamos el primer factor: La noche en la que auto publiqué mi primer libro de ciencia ficción me dormí entre lágrimas a causa de otro de mis episodios de ansiedad, esa ansiedad, que siguió molestándome por varios meses (y hasta la fecha hay ocasiones en las que vuelve), no es más que mi miedo a acabar como una escritora muerta de hambre y no ser capaz de vivir de mi escritura. Aquello, obviamente afectó mi motivación, y al pensar que no había valido la pena hacer el primer libro, ya no he vuelto a trabajar en el segundo libro, y a decir verdad hay días en los que no quiero volver a escribir nada. En resumen, yo tengo algo que hacer (escribir un segundo libro), pero ya no estoy motivada y por ende procrastino al respecto y no lo hago. 

Sobre el segundo factor, debido a mis problemas con la depresión descubrí que necesito sentirme tranquila, feliz, emocionada para poder escribir algo, no me resulta posible hacerlo sintiéndome triste, vacía y miserable. En resumen, yo quería hacer algo (escribir historias), pero me sentía deprimida y no podía hacerlo por más que quería. 

Dicen que “querer es poder”, pero yo no estoy de acuerdo con esa idea, para mí “querer no es poder”, el deseo no es lo único determinante para poder realizar una acción y conseguir un objetivo, contrario a la romantización de los deseos y los sueños en nuestra cultura, puesto que la realidad es que no importa cuánto quieras algo, si emocionalmente te sientes demasiado mal, lo más probable es que no puedas hacer ese algo, por lo tanto: Querer es poder, pero sólo bajo determinadas circunstancias. 

Nuevos hábitos para dejar de procrastinar:

Recuerda por qué quieres hacer esto:

¿Alguna vez has sentido que vives en automático? Más como un robot programado para ejecutar una acción, que como un humano, un ser vivo con pensamientos y sensibilidad que actúa de manera orgánica, bueno, es más común de lo que parece sentirse así, puesto que hoy en día llevamos un estilo de vida tan acelerado que sólo completamos una tarea tras otra, hasta que nos agotamos y olvidamos por qué lo estamos haciendo en primer lugar, o incluso puede ser tan grave para hacernos sentir que no tenemos ni la más mínima idea de lo que estamos haciendo.

Si quieres saber cómo solucionarlo lee mi entrada Me siento desmotivado ¿Qué debería de hacer? Un truco para sentirte motivado o motivada nuevamente y volver a hacer una acción que dejaste de hacer consiste en recordar, recuerda por qué la estabas haciendo en primer lugar, cuáles eran los resultados que esperabas, por qué querías llegar a dichos resultados, qué impacto positivo iba a tener en ti obtenerlos. Una vez que rebobines hacia esos recuerdos, te será más sencillo recuperar la motivación para empezar otra vez desde donde te quedaste. Tómate tu tiempo para hacer esto, y trata de recordarlo todos los días, vuelve a dejar que esas metas te emocionen, y una vez que recuperes tu motivación, asegúrate de no soltarla, y si lo llegas a hacer, recupérala otra vez. 

Deja de dudar de tus capacidades:

Todos pecamos de no sentirnos suficientes en algún momento de nuestras vidas, es natural que aspiremos a más cosas, que tengamos expectativas absurdamente altas acerca de todo, lo cual desafortunadamente nos incluye a nosotros, por lo que terminamos cuestionandonos si somos lo suficientemente buenos o capaces para hacer algo, o incluso de si merecemos alcanzar ese algo para empezar. 

Tenemos que dejar de idealizar todo lo que tocamos mientras alimentamos la idea de que no estamos lo suficientemente capacitados para hacer las cosas. Seamos honestos, si queremos estar capacitados necesitamos experimentar, pues la forma en la que verdaderamente aprendemos a hacer las cosas es haciéndolas, así que ¿Cómo quieres estar capacitado(a) para hacer algo que no te das la oportunidad de hacer? ¿Quieres aprender? Házlo, tal vez tienes la capacidad, tal vez no la tienes, pero nunca lo sabrás si no lo intentas. Un truco que puedes probar, es simplemente fingir: Actúa como si supieras lo que estás haciendo aunque no sea así, y antes de lo que te imaginas, habrás aprendido cómo se hace. 

No te fuerces demasiado:

Como dije anteriormente, puede que procrastines porque te falta motivación o porque simple y sencillamente no te sientes bien, y está bien si es por eso, no se puede estar de humor todo el tiempo para hacer las cosas que tienes que hacer. Cuando sientas que alguna de estas dos causas te está frenando y aún así lo intentas de todos modos, lo más seguro es que no consigas otra cosa más que frustrarte. 

Así que tómatelo con calma, no pienses que tienes que hacer las cosas a una hora del día en específico, y date la oportunidad de hacerlo a la hora que tú puedas hacerlo, y que te sientas con la motivación necesaria y un buen estado anímico, es decir, cuando sea que tengas ganas y estés de buen humor. 

En caso de que sientes que a ninguna hora del día se cumplen estas condiciones, entonces tal vez sea momento de que hagas de tu bienestar tu prioridad, identifica qué es lo que te está estresando, causando ansiedad, o provocando cualquier emoción o sentimiento negativo que te esté bloqueando y trabaja en eso, a veces arrastramos con nuestros problemas a las actividades que tenemos pendientes de realizar, y eso es precisamente lo que nos impide completarlas. 

Empieza poco a poco:

Agarrar un hábito puede ser un reto debido a que requiere una cantidad inmensa de fuerza de voluntad y disciplina, esto posiblemente ya lo sabías, y antes de que te frustres y pienses que vas a seguir procrastinando para siempre y que tal vez no conseguirás tus objetivos en la vida, déjame decirte que hay soluciones más sencillas de las que te imaginas.

No te sientas mal si al principio no quieres dedicarle ocho horas al día, cinco días a la semana a la actividad que tienes que hacer, tienes que entender que eso no te hace una persona floja ni incompetente, como a veces tu cerebro te quiere hacer creer. Lo importante para que te acostumbres a hacer una actividad con frecuencia no es obligarte a hacerla en sesiones largas e intensas día tras día; ¿Sabes qué es lo importante para acostumbrarte? Encontrar la forma de que disfrutes lo que estás haciendo.

Es más fácil tener la voluntad de hacer algo que te gusta todos los días, que algo que no te gusta todos los días. Encuentra la forma de disfrutar esa actividad y tendrás ganas de hacerla con más frecuencia; y no olvides dedicar períodos cortos de tiempo al principio e ir aumentando el tiempo y la intensidad de tus sesiones paulatinamente, lo anterior hará más fácil que disfrutes de lo que estás haciendo, y antes de que te dés cuenta podrás dedicarle más tiempo a esa actividad sin hacer ningún esfuerzo. 

Conclusión:

Es normal procrastinar, no es el mejor hábito del mundo, pero todos somos culpables de ello en algún momento de nuestras vidas, lo importante es aprender a reconocerlo y comenzar a actuar para que no nos impida hacer las cosas que necesitamos hacer para alcanzar nuestros objetivos, así que recuerda tener en mente tu motivación, cuidar tu estado de ánimo, no ser tan duro o dura contigo, y agarrar nuevos hábitos con paciencia procurando en todo momento tu felicidad, y con el tiempo podrás dejar de procrastinar.