La frustración es la manera más absurda de renunciar a algo, porque es una mezcla entre la decepción y la duda en uno mismo para lograr el propósito, vive tu presente, incluso en los días o noches donde no hayas visto mucha productividad, y cree en ti para alcanzar cualquier sueño, porque sería un desperdicio dejarlo a pleno camino.
Los seres humanos nos caracterizamos por la generación de sueños y metas, también llamados propósitos, pero ¿a qué se refieren estos dos conceptos? Un sueño, es un producto de la imaginación que representa algo que una persona desearía tener, ya sea en tiempo presente o futuro; por su parte la meta o el propósito consiste en un hecho, una circunstancia a la cual se llega mediante una serie de pasos, generalmente inspirados por un sueño.
Los sueños y las metas podrán parecer sinónimos, pero su diferencia radica en que en un sueño no existen los límites: las cosas son más abstractas, existe la fantasía limitada solo por la imaginación, por lo que el sueño tiene una mayor libertad expresiva, puede ser algo alocado; en cambio la meta es una reestructura del sueño que se vuelve más figurativo, es decir: más realizable, ya que la persona se ha vuelto consciente del alcance de sus capacidades y no pone en su meta un hecho que sabe que no puede realizar, por lo que deja la parte de la fantasía en los sueños donde pertenece.
Pero vayamos más allá del proceso por el cual se genera una meta que se busca alcanzar y démosle atención a los resultados de la misma. Y no es por ser pesimista o fatalista, pero la realidad es que no todas las metas se consiguen, y es entonces cuando surge la necesidad de lidiar con algo llamado frustración, y la duda de lo que sigue a continuación.
La frustración es un sentimiento que se detona como consecuencia de encontrarse en una situación que la mente identifica como fracaso, pero ¿Qué es el fracaso? El concepto obviamente varía de persona a persona, dependiendo de qué es importante para la misma, sin embargo todos coincidimos en que se trata de un resultado opuesto al que se quería conseguir, básicamente la meta planteada no logra culminarse como se planeó o se esperaba.
Existen diversas maneras de lidiar con el fracaso, desafortunadamente los seres humanos somos seres sensibles, y por lo tanto autodestructivos, así que es probable que una primera reacción hacia el fracaso sea la experimentación de emociones y sentimientos negativos, ya sea tristeza, enojo, o vergüenza. Sin embargo el peor de todos en mi opinión es la frustración, está suele aparecer después de varios intentos fallidos (o fracasos según nuestra mente) para lograr exactamente la misma meta, en los peores casos ocurre desde la primera vez que las cosas no salieron como se querían.
Y la frustración se vuelve una nube que desata una tormenta que te acompaña a todos lados, te hace pensar constantemente en ese fracaso, el cual empieza a bombardear tu autoestima y autoconfianza, la cabeza se vuelve un sitio sombrío y horrible para pasar el rato, pero es parte de ti así que ¿Cómo te desprendes de lo que hay dentro de tu propia mente?
Lo único que queda es sumirse en la miseria (una alternativa irónicamente natural para el ser humano porque no tienes que hacer nada, las desgracias se encargan de todo por ti), o actuar al respecto y aplacar a esa tormenta que te persigue. Pondré como ejemplo un tipo de vicio llamado laboradicción, o adicción al trabajo, las personas laboradictas, al contrario de lo que cualquiera podría pensar no están enviciadas con su trabajo porque les guste, sino porque la frustración las mantiene en el mismo sitio.
Para que lo entiendas imagina que amas tu trabajo y desarrollas una adicción por él, al principio todo es perfecto, de hecho ni necesitarías a ningún jefe porque ya tienes uno muy efectivo, y está dentro de ti, tu jefe interno es estricto, nunca quiere excusas solo resultados, y es con esos resultados con los que está obsesionado, esto hace que nunca preste atención ni aprecie tus esfuerzos y procesos que te llevan a realizar determinadas tareas, puesto que lo único que le interesa y que va a juzgar con dureza son tus tareas, el cómo resultaron. Pero no solo critica tu trabajo, te critica a ti también, te hace sentir que estás fracasando y te produce un miedo inmenso de nunca salir de ese fracaso, a menos que seas su empleado explotado. Y no hay manera de renunciar, porque ese jefe dentro de ti, eres tú, y tú te explotas a ti mismo o a ti misma porque tu frustración es tal que piensas que si no te explotas no superarás nunca el fracaso.
Es así cómo se siente tener laboradicción, y estoy hablando de esta adicción porque creo que existe la laboradicción y la frustración pura, una persona frustrada, sea cual sea su razón tiene un jefe interno parecido al del laboradicto. Es por eso que creo que la mejor forma de lidiar con la frustración es educando la mentalidad de ese jefe interno que te explota y te hace sentir de ese modo.
La próxima vez que sientas que fracasaste pregúntate primero ¿Qué es el fracaso? eso te dará pistas sobre qué cosas son las que te resultan importantes, después de que lo sepas, recuerda (y esto no significa que lo anterior dejará de ser importante) todas las demás cosas que también son importantes, esto te ayudará a reflexionar desde diferentes enfoques sobre qué otras cosas te resultan valiosas y porqué otro motivo deberías sentir agradecimiento, ya que cuando nos frustramos, esa tormenta que nos sigue a todas partes nos nubla la visión y hace que nos concentremos solo en determinadas cosas, pero esas cosas no lo son todo.
Lo siguiente que quiero que hagas es poner en su lugar a tu jefe interno, debes entender que habrá veces en las que intentarás innumerables veces y solo conseguirás algo muy alejado a tus expectativas, pero tú no dejas de ser una persona valiosa por eso, lo más conveniente y hermoso es que te des algo de crédito por los avances que hay entre intento e intento, porque aunque no lo creas eso te acercará más a tus propósitos, y eso es motivo más que suficiente para celebrar, así que hazle entender eso a tu jefe interno, hazte entender a ti que debes ver y valorar los esfuerzos y procesos que has llevado a cabo para cumplir con esa tarea.
Tal vez hasta ahora has estado pasando por alto la valoración de tu progreso, así que no importa cuán decepcionado o decepcionada estés, dejar de hacer eso. La decepción significa experimentar algo diferente a lo que habíamos imaginado, pero hay que tener en mente que cualquier cosa la podemos volver especial si solo creemos que lo es, es entonces cuando dejamos de perder el tiempo decepcionándonos, así que cree empieza a creer que lo que hiciste fue especial para no perder tu tiempo.
En caso de que no lo supieras existen seis dimensiones clave del bienestar humano: bienestar físico, familia y/o pareja, desarrollo profesional, cultura y educación, desarrollo social, y bienestar y trascendencia. ¿En qué dimensión o dimensiones se enfoca esa meta que tanta frustración te causa? ¿Cuáles estás haciendo de lado? ¿Acaso no sería mejor darte un respiro y cuidar de ti en otros sentidos?
Sé que es difícil habernos entregado a la realización de un propósito y no haber obtenido exactamente lo que queríamos en el momento y forma en que lo habíamos planeado, pero siempre existe un pequeño detalle al cual le podemos ver lo positivo en el instante en el cual nos decepcionamos, y mientras intentemos hacer que sea muy importante para nosotros, la decepción se puede encoger hasta desaparecer.
Cuidar de ti en otros sentidos no significa que vas a abandonar tu meta, y olvidarte de tus sueños, ni que ya fracasaste definitivamente y no hay nada que se pueda hacer al respecto, simplemente significa que eres un ser humano que necesita estar bien para funcionar, y por lo tanto no es sano estar obsesionándote con la misma meta al punto de tener que estar disponible para cumplirla todo el tiempo, puesto que no tienes que hacerlo.
Sé que para tener una meta o propósito tuvo que haber un sueño primero, y el hecho de que te estés frustrando no tiene nada que ver con el fracaso, sino con la importancia que le das, estás frustrándote no porque estés fracasando, sino porque te importa, y mucho. Tu sueño puede y va a volverse realidad simplemente porque te importa y no estás renunciando a él, así que siéntete libre de dejar de lado la frustración, cuidar de ti, y tratar de ser feliz a pesar de todo. No pienses que tienes que ser feliz hasta haber conseguido tu meta, porque cuando la consigas será solo un instante de satisfacción, y no lo vale por una eternidad de trabajo y esfuerzo ¿Por qué no tratar de ser feliz desde antes?
No importa qué tanta frustración sientas, nunca renuncies a nada por eso, porque siempre hay una manera de cumplir todos tus sueños, si bien los sueños son fantasías, cuando se transforman en metas que te importan, la fantasía se podrá convertir en realidad. Los sueños se consiguen mediante caminos que están repletos de pequeños o grandes logros y fracasos, es por eso que la mejor manera de alcanzar los sueños es siempre siendo capaces de dejar a un lado las tres cosas que harán de nuestra travesía un martirio: primero la inconformidad, cuando nuestros esfuerzos no dieron para lo que queríamos o el logro no parece ser lo suficientemente grande hay que valorar lo que aprendimos al intentarlo, aunque el resultado no haya sido tan bueno.
Lo segundo en lo que no debemos caer es en la frustración, pues no importa que hayamos tenido fracasos o nos hayamos sentido inconformes, pues no somos perfectos, no vale la pena perder el tiempo lamentándonos porque el proceso no está saliendo a la perfección, hay que saber lidiar con la decepción y no dejarnos dañar por ella.
Y lo más importante, y que es consecuencia de la frustración es caer en la desesperanza, porque no hay error o imperfección que signifique que nuestro sueño no se puede realizar. Si buscamos los sueños de la mejor forma posible vamos a ser capaces de encontrar el gozo y la felicidad a lo largo de todo el camino, y no sólo cuando el sueño se cumple, porque entonces desperdiciamos mucho tiempo en el sufrimiento solo por un segundo de felicidad en vez de ser felices desde el camino que nos llevó a un sueño.