Las emociones y sentimientos son la manifestación de la sensibilidad humana, es algo natural, sin embargo, no por ser natural significa que somos conscientes de ello con la misma facilidad con la que somos conscientes de cuando tenemos hambre, pero ¿Por qué es tan difícil entendernos a nosotros mismos?
Volvamos a cuando éramos pequeños ¿Qué te decían cuando te enojabas o llorabas? Muy probablemente que no lo hicieras, quizás incluso era motivo de regaño, pero ¿Por qué? Simple, somos seres sensibles y empáticos a los que les disgusta ver a otros en estados emocionales que consideramos negativos, el problema es que nunca nos cuestionamos el impacto de reprimir tal sensibilidad, ni de si eso realmente nos aporta algo positivo a nuestras vidas. Javier Urra en su libro La Tripe E aborda la cuestión cuando dice:
La estabilidad emocional y el equilibrio en numerosas ocasiones, van de la mano. Cuando hablamos de estabilidad no significa que no haya problemas ni aspectos de la vida que nos perturben, no tiene que ver con no experimentar todo tipo de emociones. Una persona emocionalmente estable puede llorar de desesperación, reír a carcajadas, sentir miedo, enfadarse…
¿Qué podemos deducir de lo anterior? Que nos educan mal emocionalmente, nos dicen que no sintamos nuestras emociones y sentimientos, que está mal, por lo tanto terminamos en una actitud defensiva cuando llega una emoción o un sentimiento negativo y terminamos bloqueándolo, y al no permitirnos sentir, tampoco nos permitimos entender.
El presente texto no pretende quedarse sólo en una crítica sobre cómo aprendemos y manejamos nuestra sensibilidad, la intención es proponer una estrategia para reeducarnos y cambiar este mal hábito por medio de una práctica artística que puede hacer todo el mundo en cualquier parte con solo dos plumas de diferente color y una hoja de papel (si deseas puedes añadir más materiales como por ejemplo: marcadores, lápices de colores, pinturas, etc).
Dicha propuesta está inspirada en el libro Los usos de las imágenes de E. H. Gombrich, de su capítulo Los placeres del aburrimiento, el cual habla de cosas tales como la historia del arte, y el papel de los garabatos dentro de este mundo y la relación que tienen con la psicología humana como un medio de análisis (y no, usar los garabatos no es tan difícil como podrías estar pensando).
Los placeres del aburrimiento explica que el garabato es un medio de expresión que puede ser practicado por cualquier persona, Leonardo Da Vinci por ejemplo creía que era importante garabatear y descuidar la técnica algunas veces porque eso daba lugar a la expresividad, sin embargo, no necesitas ser un artista para garabatear. Garabatear es como una actividad de reemplazo, es decir las acciones que hacemos en momentos de tensión y nerviosismo, como jugar con las manos, o tener un tic, ya que hay una emoción reprimida que busca una salida.
En base a esta información yo propongo que uses el garabato como tu actividad de reemplazo, es decir: para sacar esas emociones y sentimientos que reprimes y combínalo con un ejercicio de dibujo ciego. La próxima vez que te sientas mal toma una sola pluma, cierra los ojos y apóyate sobre la hoja, deja que pase lo que tenga que pasar en el papel, aquí no importa la belleza, no importa que tan extraño pienses que podrá verse, tú no pienses en cómo se verá y sólo deja que fluya, si de algo sirve puedes minimizar la importancia de su aspecto pensando que de hecho la belleza es solo una categoría estética, no todo el arte es ni tiene que ser bello; y no hay un fin artístico en esta actividad, esto es algo solo para que tú te conozcas a ti mismo o a ti misma.
El garabato va a contarte lo que tú tienes problemas para sentir y reconocer y una vez que termines abre los ojos porque llegó la hora de analizar el garabato, así que observa el resultado ¿Qué figura o figuras ves en el este? ¿Parece un rostro, un animal, una cosa? Tal vez se te figura a algo pero tienes dudas por cómo se ve, bueno, no te cuestiones tanto, el resultado probablemente no se parecerá mucho a lo que representa y se verá muy abstracto, pero sigue representando eso, así que no lo pienses demasiado.
Examina tu papel, puedes rotarlo si así lo deseas y ver qué hay ahí, una vez que hayas identificado las figuras que encontraste, y ahora (ya con los ojos abiertos) usa tu segunda pluma de un color diferente a la que usaste primero para garabatear y completa el dibujo de esa figura o figuras que identificaste a partir de las líneas que ya están, las puedes extender un poco y agregar unas cuantas más.
Puedes dejar el garabato como está, o si deseas más materiales este es el momento de incluirlos (yo utilicé lápices de colores, pero puedes usar otro material si quieres), puede ayudarte a redefinir cada figura que identificaste en tu garabato si quedaron muy juntas o encimadas y son difíciles de ver (como en mi caso), o si simplemente quieres hacerlo. Después de todo, añadir otros materiales eligiendo colores espontáneamente podría tener un significado emocional para ti, y ayudarte a entender mejor tu garabato al final. Sin embargo, recuerda que este paso es opcional.
Llegó la hora de interpretar el garabato final, en Los placeres del aburrimiento se menciona que en el periódico London Evening Standard un grupo de psicólogos analizó los garabatos de la gente, pero tú también lo puedes hacer sin ser uno así que mira lo que obtuviste y pregúntate ¿Cómo te hace sentir? ¿Qué representa para ti? ¿Qué relación tiene con las cosas que te hacen sentir mal? ¿Cuáles son las cosas que te hacen sentir mal?
Ahora que ya te entiendes mejor a ti mismo o a ti misma puedes trabajar en aquello que descubriste para sentirte mejor, recuerda que la estabilidad radica en sentir y manejar lo que sientes, y que combinar un poco de dibujo ciego y garabato puede decirte más de lo que te imaginas.