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Autoestima, Autoconfianza, Autoaceptación

Soy muy impaciente conmigo mismo ¿Qué debería de hacer?

¿Por qué es importante tenerme paciencia?

Vivimos en una época moderna e industrializada en la que casi todo se ha ido automatizando, estamos rodeados de dispositivos, electrodomésticos, y toda clase de objetos para hacer nuestras vidas más fáciles; nuestro estilo de vida parte de una serie de acciones establecidas para cumplir ciertos propósitos, es decir, rutinas llenas de actividades que cumplen funciones: Compramos comida y cocinamos para poder comer, o dormimos en las noches para tener energía.

Sólo piénsalo, vivimos en automático, casi como si fuéramos robots, puesto que hay ciertas acciones de nuestra vida cotidiana que corresponden a necesidades que socialmente aprendemos que necesitamos satisfacer, la escuela y el trabajo son un ejemplo de ello: Estudiamos durante años porque nos dicen que eso es lo que nos dará un trabajo, y luego trabajamos porque eso es lo que nos dicen que nos dará el dinero que necesitamos para hacer las cosas que nos permitan sobrevivir, como comer por ejemplo. 

A lo que quiero llegar es que estamos acostumbrados a realizar acciones para satisfacer nuestras necesidades, por lo tanto todo lo que hacemos tiene una intención, un objetivo, y estamos acostumbrados a que dichos objetivos sean alcanzados en períodos de tiempo determinados, por ejemplo, tenemos una idea de cuánto tiempo nos toma cocinar una comida, es por ello que siempre que cocinamos esperamos que la comida esté lista a una cierta hora, esperamos resultados.

¿Pero qué pasa cuando surgen problemas en el camino? ¿Cuándo accionamos y pasado ese lapso de tiempo estimado para alcanzar el objetivo, esté al final no aparece? Durante toda la vida hemos sido acostumbrados a cumplir con horas y fechas límite para alcanzar pequeños objetivos, aunque no seamos conscientes de que lo hacemos, la verdad es que le ponemos caducidad a todo lo que hacemos. 

Por lo tanto, es común que cuando hagamos algo y no veamos el resultado que esperábamos, el objetivo alcanzado, nos sintamos mal, terminemos con emociones negativas como el enojo o la tristeza, lo que nos lleva a la frustración, a la baja autoestima y a la baja autoconfianza, es a partir de esto de donde surge la necesidad de desarrollar la habilidad de ser pacientes con nosotros mismos para poder sobrellevar estas situaciones poco fructíferas que resultan negativas para nosotros.

Entiende que no todas las acciones necesitan de una caducidad:

Todos hemos visto los sellos o etiquetas de caducidad en los productos que compramos, pero ¿Cuál es la función de dichas etiquetas? Básicamente nos dicen por cuánto tiempo sirve un jamón, un pan, o cualquier otro alimento, hasta cuándo lo podemos consumir sin que eso repercuta en nuestra salud, porque pasada dicha fecha de caducidad el producto deja de servir y nos puede enfermar. Pero claro, esto ya lo sabemos, lo que posiblemente no sabemos, es que aplicamos la misma lógica de la caducidad de los productos en nuestras propias acciones.

Lo anterior puede resultar contraproducente, haz el siguiente ejercicio: Piensa en esa actividad que tanto quieres hacer, que ya hasta te desesperó porque sientes que para este punto ya debiste de haber alcanzado el objetivo de dicha actividad, y respóndete a ti mismo(a) ¿Por qué te sientes así? ¿No será que le pusiste una fecha de caducidad a ese objetivo? ¿No será que una parte de ti siente que te va a hacer daño el completar esa actividad y alcanzar dicho objetivo pasada esa fecha de caducidad que tú mismo(a) te impusiste?

Y si te hace daño, si te causa emociones y sentimientos negativos el vivir con tanta desesperación porque según tú, se supone que ya debiste haber alcanzado ese objetivo, ¿Por qué sigues poniendo esa presión sobre ti? No me malentiendas, es normal y está bien que le pongas caducidad a ciertas cosas, ya que te motiva a trabajar duro y esforzarte por conseguir tus logros, lo cual posiblemente no pasaría si no te emocionaras por alcanzar un logro en un lapso de tiempo definido; sin embargo, cuando trabajas demasiado duro, y te esfuerzas demasiado (y toma en cuenta que cuando utilizamos la palabra “demasiado” nos referimos a un exceso negativo, ya que causa daño) y aún así no has obtenido ese logro, se vale cambiar tu fecha de caducidad para reducir la presión y poner en orden tus emociones. 

Desafortunadamente esto es algo que no queremos hacer, y tal vez tú que estás leyendo esto, no quieras alargar esa fecha sólo para relajarte, pues sientes que ya de por sí estás llegando tarde para alcanzar tu objetivo; yo también estoy pasando por todo eso, vivo con desesperación y no me quiero relajar, no quiero darme más tiempo, porque tal vez si cambio la caducidad de mi acción voy a dejar de trabajar tan duro y de esforzarme tanto, y me voy a tardar todavía más, y tú también tienes tus razones para tener miedo y no querer cambiar la fecha de caducidad que te impusiste. 

Pero hay algo que tenemos que entender, y eso es que lo único que estamos logrando es matarnos, cuando te desesperas diariamente porque crees que ya deberías haber llegado a cierto lugar en tu vida ¿No sientes que esto te está matando? ¿No te duele más de lo que puedes soportar? Sólo estás poniendo demasiada presión sobre ti, y no porque te explotes a ti mismo(a) vas a lograr todo más rápido, así que deja ya de pensar eso. 

A veces cuando la presión es demasiada, y el trabajo y el esfuerzo son demasiado, es momento de recorrer tu fecha de caducidad, y eso no es algo malo, sólo te va a relajar, va a nivelar tus emociones, no por eso vas a renunciar, o a esforzarte menos, o a trabajar menos, puesto que se trata de encontrar un nivel de autoexigencia sano para que alcances tus objetivos en el menor tiempo posible mientras mantienes un estado emocional sano, no de dejar de autoexigirte por completo y renunciar a tus objetivos.

Juega con la caducidad de tus acciones:

Tienes que entender que está bien desacelerar el paso cuando vas corriendo muy rápido y ya no sientes las piernas, porque es sólo eso, ir más lento para darte más tiempo de llegar a la meta, no arrastrarte hasta ella y acabar desfalleciendo de cansancio a pleno camino, o llegar a la meta sintiéndote exhausto(a) y mal.  

Por lo tanto está bien que cuando tienes una acción en tu vida programada para satisfacer una necesidad a través de un logro, y le pusiste una fecha de caducidad que ahora por cualquier motivo parece irrealizable por más que te pudieras auto explotar, está bien no auto explotarse y simplemente darse más tiempo, puedes cambiar la fecha de caducidad de tu acción y relajarte mientras sigues trabajando duro y poniendo todo tu esfuerzo, no te va a enfermar el hacerlo, no te va a hacer sentir mal, puesto que una acción no necesariamente es como un producto que una vez caducado te enferma, una acción con una fecha de caducidad expirada sólo puede enfermarte si tú lo permites, si tú te niegas a seguir consumiendo la acción y asignar una nueva etiqueta de caducidad. 

Puedes cambiar la fecha de caducidad de la acción que quieras realizar en el momento que quieras y cuántas veces quieras, eso no hará tu producto menos valioso y rico para ti, a no ser que tu mente se empeñe en verle potencial de enfermedad a tu acción sólo por alargarse un poco más claro, así que relájate, date más tiempo, no seas tan impaciente, y sobre todo, sé más amable contigo mismo. 

 

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